viernes, 15 de abril de 2011

Una abuela en el Senegal II parte


          A las cinco de la tarde o más, embarcamos aquí para una excursión de tres horas por el rió Saloum. Tiene que hacerse al amanecer o al atardecer para evitar las horas de calor y asi poder  ver a  los animales. En este caso pájaros. Senegal es una inmensa pajarera, hay cientos de especies.

          A todo esto los consuegros ya se habian marchado y yo era la unica mayor del grupo.


          De 14 jóvenes y yo se componía la expedición. Iban armados de cervezas y champán que nos habían preparado en el hotel. El ambiente era de juerga.
Estos ríos africanos son inmensos, más que ríos parecen océanos. El encanto de este son los manglares llenos de aves.
           Nos adentramos en los manglares. Estos son arbustos que viven en agua salada.
Cada vez se estrechaba más el camino. Yo con cien ojos para no perder detalle.
No todos los días se paseo una por un rió africano y seguramente ya no volveré.


          La vista se perdía en la inmensidad del río, y los manglares estaban llenos de vida.
Aves por todos lados. Por lo menos vi tres especies de martines pescadores.
Estábamos solos. Todo el río para nosotros. Menos mal que no habia cocodrilos ni hipopotamos.


          Escala en la isla de las Conchas. Dice la leyenda que se formo de las conchas que tiraron los nativos durante siglos.
Más bien pienso que las aguas las fueron depositando allí. Echamos pie a tierra.


          Allí hay varios Baobads, árboles típicos de África. Cuentan que cuando Dios lo creo, se confundió y lo hizo al revés con las raíces para arriba.
También se dice que quien come sus semillas remojadas en agua queda inmune a los ataques de los leones, mejor no probar. El fruto llamado también pan del mono es agradable de sabor.


           El suelo formado por conchas.Los troncos de estos árboles pueden tener un diámetro de 30 metros o más.
Cuando están huecos se pueden utilizar de granero, de vivienda..............hasta de garaje. La sabana senegalesa esta salpicada de ellos. Es impresionante.
           Después visitamos la isla de los pájaros, donde van a dormir todos los dias las aves de los alrededores. Llegan en bandadas al atardecer para coger sitio donde instalarse a pasar la noche.
Todos los meses del año, menos uno. Y ese uno es marzo desgraciadamente. El guia, convenientemente preguntado no nos supo decir el motivo de esto. Así y todo vimos muchos pájaros.Un paseo inolvidable y creo que irrepetible para mi.


El sol se ponía y con las mismas emprendimos el regreso al confortable hotel Keur Saloum.No sin antes cruzarnos con otros aguerridos turistas. algunos tenian su merito, pues no debian de bajar, ni un minuto de los 85 años.
          La copa y cena. Comimos muy bien todos los días.Y al final a la chocita a dormir. Estaba tan cansada que no me dio lugar a tener miedo. No me importaba que todas las tarántulas se me pasearan por encima.

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