Llego el momento de decir adiós al Senegal. Me fui con pena, me hubiera gustado haberme quedado más tiempo. No se si volveré algún día.
Me gusto el país y me gusto su gente.
Las carreteras como se ve dejaban bastante que desear, pero lo tomamos con humor.
Nunca sabías por donde ibas a pasar. Hice muchas horas de carretera. No me importa, me gusta ir en coche, es como mejor ves el paisaje, pero una tiene ya su años y siete o nueve horas sin bajar más que una vez no lo aguanta todo el mundo.
Atravesamos Senegal de extremo a extremo.
La Mezquita de Kaolack se encuentra a las afueras del pueblo del mismo nombre. Esta a 200 kilómetros de Dakar y es la tercera ciudad del pais. La mezquita es de color azul.
Kaolock es conocida también como la ciudad del cacahuete, así que no es raro ver los sacos apilados o camiones llenos de ellos.
Precisamente el último día nos encontramos un camión volcado, atravesado en toda la carretera.
El chofer que llevábamos un fenómeno y lo sorteo a campo través. La ruta, 500 kilómetros de Dakar al parque de Niokolo Koba, muy animada.
Lo mismo veías un rebaño de cabras, que unos Cebus, que los burros atravesados en medio de la carretera. Animales domésticos vi muchos. Algo delgaduchos encontré a algunos.
También se mueven mucho en carro tirado por caballo, burro o mula. Llenos de gente y de bultos. Y autobuses o furgonetas con la gente colgada por todos lados. como el camarote de los hermanos March.
El país es muy llano, llano, llano. Todo sabana con hierbas y arbolitos.
Como no era época época de lluvias estaba seco. Debe de ser interesante verlo en ese tiempo.
Todavía había charcas, tan bonitas como esta.
Y calor, llegamos a los 40 grados.
Se aconseja llevar crema par el sol, repelente extra forte para los mosquitos, y aunque llegando de Europa no es obligatorio vacunarse, conviene hacerlo de la fiebre amarilla, tétanos, Hepatitis a me parece y te dan unas pastillas para la malaria.
También es aconsejable llevar linternas. Falla mucho la luz.
Me sorprendio una cosa que nadie me supo explicar.
Cada vez que pasabamos por un poblado, el chofer cogia uno de los papelitos que tenia en el salpicadeo. Sacaba el brazo por la ventana, lo agitaba y lo soltaba.
Me quede conn la curiosidad.
El camino salpicado de poblados. Chozas rodeadas de una valla de cañas formando grupitos.
Toda la gente en la calle en sus puestos de mercadillo. Muy animado.
La poblacion mayoritariamente musulmana, pero no llevan velo ni nada de eso. Las mujeres visten muy bien. Con sus trajes de gran colorido y muy planchadas. Son muy favorecedores sus vestidos. Baobads por todos lados. Arbol típico africano.
Como iba con gente joven, me dieron la gran paliza. Aguante bien las horas en coche, el no dormir alguna noche y no comer algún día y dormir solita en la choza. Eso pienso yo, habrá que ver lo que opinan ellos.
Llegamos a Dakar sobre las 7 de la tarde y el avion no salia hasta las dos de la mañana.
Ya en el aeropuerto dice mi hijo;
- Nos vamos a cenar a Dakar.
- Y que hacemos con las maletas.
- Nada le damos 20 euros a uno pa que nos las vigile (20 euros en Senegal es una fortuna)
- Cuando volvamos no vamos a encontrar ni los rabos.
Despues de un intercambio de opiniones decidimos llevarlas con nosotros ¿ Pero que hacer con ellas, dejarlas en el coche al cargo del taxista?
No nos fiabamos mucho.
Resolvimos el asunto invitando a cenar al taxista que hablaba algo de ingles.
En el aeropuerto se daba una cosa muy curiosa. Cada compañia tenia sus muebles, mostrador, sillas...etc. Y cada vez que cambiaba la compañia se llevaba sus mueble que tenian ruedas y la nueva ponia las suyas. Habia un trasiego de muebles tremendo.
Mientras esperabamos embarcar teniamos al lado un vuelo que iba a USA y observe que a los pasajeros negros (ejecutivos perfectamente trajeados) les hacian un registro exaustivo y delante de todo el mundo. Lo encontre humillante, podian hacerlo por lo menos en un cuarto retirado.
Adios Senegal. Me fui con pena, si no hubiera sido porque habia dejado al de siempre solo me hubiera quedado un mes por lo menos.
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