sábado, 14 de mayo de 2011

Las Creces


Un sitio para relajarse.
Esta semana estuve en las Crecres. No escogimos un buen día, pues la niebla era espesa; más espesa de lo normal.
Nos costo llegar.



Hay que coger una carretera de unos 12 kilómetros desde el Centro de Visitantes a la Laguna Grande. Carretera estrecha, curvas muy cerradas y sin raya en la calzada.
Va por el Parque de Garajonay.



La niebla complicaba la cosa, no se veía ni torta. El de siempre con toda su atención.
Pero lo peor no era la niebla, lo peor son los autobuses de turistas que circulan por ella.
No debían de dejarlos, pues es un peligro. Estoy harta de decirlo pero no me hacen caso.
Todo lo más debían de utilizar microbuses.


Los de aquí sabemos a que hora van las guaguas por allí y solemos evitar ese camino.
Ayer nos despistamos y los cogimos de pleno.
Imaginaros, niebla espesa y de pronto ves delante de tus narices una mole que surge no se sabe de donde.
Con el primero tuvimos que dar marcha atrás buscando donde apartarse que no es fácil.


Por que eso si, los conductores de los autobuses nunca se plantean ser ellos los que se arrimen.
Encontramos seis nada menos. El de siempre el pobre trabajo como un loco.
12 kilómetros que parecieron 12.000.
En una ocasión encontramos un autobús que se había ido en una curva e interrumpía toda la carretera. Tuvimos que llamar donde íbamos a comer para cancelarlo pues no se podía pasar.


Por fin salimos a la carretera principal, y aunque seguía la niebla era otra cosa.
Llegamos a la desviación de las Creces y nos metimos por un camino de tierra hasta llegar al claro. Normalmente la gente deja el coche fuera y va andando unos 700 metros.



Desde allí salen dos caminos rurales hacía las Hayas, unos tres kilómetros. Pensábamos andarlo pero con tantos incidentes llegamos tarde y no nos dio tiempo.
Dejamos el coche donde estas mesas.
El lugar estaba así de bonito.



La niebla rodeando los arboles, el suelo como una alfombra de color lila gracias a los llamados geranios gomeros. No se porque de ese nombre; no se parecen nada a los geranios.
Frio y humedad, pero sin exagerar.


Helechos y troncos cubiertos de musgo.
Es un paseo fácil de hacer. Creo que se puede decir para todas la edades.
Parece que estas en el bosque de Caperucita.


Precioso, sobre todo en primavera, aunque todo el año es frecuentado por los turistas y los isleños que van a pasar el día.
PD: Si alguna autoridad me lee, cosa que dudo, por favor que prohiban a las guaguas pasar por esa carretera. El día que pase algo vendrán las lamentaciones.

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