martes, 12 de julio de 2011

Ermita Cuesta del Castillo

De ermitas esta España llena. Lo normal es que se llamen ermita de San Juan, de San Isidro, de la Virgen de Fatima ................vamos nombres más o menos corrientes, pero últimamente visito unas con nombres raros para vírgenes.
Esta es conocida como la ermita de la Cuesta de Castillo o la virgen del Castillo.

Queda a las afueras del pueblo de Huérmeces, subiendo por detrás del palacio de los Simancas; y cuesta tiene. Arreglada, eso si, pero no deja de ser cuesta.
Y una, entre los años y el fumercio, ya no esta para cosas muy empinadas.

A pesar de todo, todavía tuve resuello para sacar los campos de trigo y el pueblo a medida que subía.
Encontré esta ermita con forma rara, rectangular.

Grande es bastante por lo que una vez arriba es imposible cogerla entera.
Tampoco tiene una entrada aparatosa, más bien parece que estas entrando por la puerta de atrás.

De piedra como dios manda, y un banco adosado a la pared para que los de la tercera edad, nos sentemos cuando llegamos a la cima. Todo un detalle.

Esta es la entrada. Más simple y escondida no puede estar.
Subimos ya al atardecer. Menos mal, de otra manera el sol hubiera acabado conmigo y eso que había nubes.

Al fondo los molinillos que pueblan todo el panorama. Dicen que meten ruido, pero yo no me percate. Sordera de la edad.
El paisaje en esta zona de Castilla es mucho más bonito que la terrible estepa castellana de Valladolid por ejemplo.

En primer termino el palacio y después el pueblo con su iglesia.
Me gusto. Es un pueblo con encanto.

1 comentario:

  1. Me alegro de que te haya gusta el pueblo y su entorno, pero tempo corregirte en que no es llamada Virgen del Castillo, es Virgen de Cuesta Castillo. Una lastima no vieras el sencillo altar mayor donde se encuentra una talla de la patrona o hubieras visto a la gente congregada allí el día de la fiesta con su mayor fervor cantando la Salve a la Virgen de cuesta castillo; quizás en ese caso no habrías quedado desencantada con la puerta. Al menos los que entramos allí con una sonrisa no nos fijamos en la sencillez de la puerta, aunque si en la puerta que se ha colocado sobre ella de forja para protegerla.

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