Había una vez en La Gomera, al norte, un mirador como de cuento rustico, en estado natural, con la mínima intervención del hombre. Donde parecía que estabas en otro mundo.
Tierra roja por todos lados, piedras volcánicas, solitario, un camino no apto para autobuses ni casi coches normales para llegar a el.
Una preciosidad para mi gusto.
El de siempre y yo íbamos con frecuencia y siempre llevábamos a todo godo que caía por aquí.
Normalmente estábamos solos o como mucho había otro par de coches.
Nosotros y la naturaleza.
Un simple muro de piedra bastaba para asomarse y disfrutar de una vista fantástica.
400 metros por abajo el pueblo de Agulo.
Al frente la isla de Tenerife con el Teide dominando el paisaje.
La piedra de la foto era mi sitio favorito para retratar a todo bicho viviente.
Una delicia de mirador, donde respirar aire puro, donde olvidarte de turistas y de masas.
Pues un día voy por allí y todo eso había desaparecido. Ni tierra roja, ni soledad, ni sitio rustico......etc.
Ahora hay un edificio donde antes había tierra, un restaurante donde llevan turistas, hacen demostraciones de silbo y demás.
Hoy se me ocurrió ir por alli. Escogí mal día pues cuando íbamos llegando ya vimos que la niebla o la calima nos iba impedir ver el paisaje.
El taxista que nos llevaba nos comento que llegaban hasta allí autobuses.
- Como le digo yo, si la carretera es muy estrecha.
- Pues van.
- Y como se arregla uno cuando se lo encuentra de frente.
- Pues como puede.
Al llegar se me cayó el alma a los pies, estaba lleno de coches, con algún autobús incluido. Gente por todos lados.
Le digo al taxista
- Espere no vaya a ser que no nos den de comer.
Efectivamente todo lleno hasta la bandera. Nos fuimos a otro sitio.
En la isla han hecho algunos cambios que no me gustan, para mi lo han dejado peor y uno es este.
El de siempre me decía:
- Es que tu quieres que quede esto como en la edad de piedra, se progresa.
Contestaba:
- Quiero que lo conserven en estado rural, cuidandolo y haciendo arreglos adecuados al paisaje.
Pues nada, ahora hay un mirador de voladizo con el suelo de cristal como se puede ver en cualquier lugar del mundo.
El sitio para mi ha perdido su magia, creo que volveré poco por allí.
La vista sigue igual, pero el entorno es otro completamente distinto.
Hoy por cierto no se veía Tenerife.
Mucha gente esta encantada con el cambio, pero a mi me da mucha pena.
Adios mi maravilloso mirador.
P.D. Creo que alguna vez lo he comentado ya, pero no resisto volver a hablar de ello.
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