viernes, 4 de mayo de 2012

Una carretera misteriosa

La primera vez que recorri esta carretera quede pasmada. Me sorprendio porque no va a ningún lado. Termina en medio del monte o risco sin más. Tiene 5 kilómetros y dos casitas.
No es demasiado estrecha lo que se agradece pues no tiene quitamiedos. Y con estos barrancos que Dios ha concedido a esta isla siempre produce desazón, cuando no te pone los pelos de punta, no tenerlos.
Como esta en el sur es de secaño. Parece mentira que unos pocos kilómetros más alla haya un bosque. En la montañita esta la ermita de San Isidro de Alajero. Antiguamente los enfermos de la isla iban a secar a Alajero cuando tenian problemas de pulmon. Tal lo que hacemos los asturianos con Castilla.

Lo que se ve más claro es el único cono volcanico de La Gomera.

 Hasta hoy no me entere que queria decir Los Almacigos. Nunca lo había oido. Los de ciudad no se, pero los que tenemos algo de jardín los vemos con frecuencia.

Por aquí ibamos. Pues los almacigos son bandejas plasticas o metalicas con pequeños cubiculos donde se colocan las semillas para que germinen.

Esta es la primera casita que se ve de las dos que hay. Parece abandonada. Los surcos que se ven delante es donde plantaban antiguamente.

 Todos los montes y terrenos de la isla esta asi, con surcos abandonados.

A lo lejos la segunda casa. Hace años vivian unos extranjeros, ahora no se porque no vimos a nadie. Pero esta cuidada.
Es lo que se dice vivir en la soledad más absoluta. La carretera no esta muy bien y hay tramos francamente mal. Un poco depués de la casa esta el final del camino misterioso donde hay o había un ensanche para aparcar y poder dar la vuelta.

La llamo la carretera misteriosa porque no va a ningún lado y porque la última vez que fuimos al aparcar senti unas voces.

 Di la vuelta al risco andando y me encontre unos hombres perfectamente trajeados sentados en unas rocas hablando. Me vuelvo y le digo al de siempre: 

- Vamonos que aqui hay una gente muy rara. No me creia hasta que los vio.

Si hubieran estado con mochila y botas de monte o playeros hubiera dicho: 

-Unos guiris entrometidos que se meten por todos lados. Pero el estar trajeados y con zapatos fue lo que me escamo. No se lo que harían allí ni quiero saberlo, pero no era normal.

Terrible desilusión. Cuando llegamos donde debía estar el sitio para dar la vuelta había obras. El de siempre dice que estaban haciendo un deposito de agua, a saber.

Mi esforzado marido a trabajar para dar la vuelta. Aqui tuvo poco problema pues como dije la carretera no es muy estrecha.

 No consigo entender que se pretendia al hacer esta carretera de 5 kilómetros y que no termina ni siquiera en un caserio. Salvando las distancias es una cosa así como el aeropuerto de Guadalajara.

Con las mismas nos volvimos. No vimos ni animal, ni persona, mas que los misteriosos hombres.

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