Hoy os pondré el interior de la isla que por desgracia no pude visitar. No me atreví, por mis huesos y sobre todo por los ojos pues el todoterreno por lo visto pega unos botes tremendos.
Así que las fotos son de mi primogénito que se la pateo a placer.
La isla pertenece al archipiélago Chinijo . Actualmente la octava isla Canarias.
Esta es la montaña amarilla situada al lado de la playa de La cocina.
Playas hay bastantes, unas peligrosas y otras no y todas de arena amarilla.
En la isla hay dos pueblos Caleta de Sebo y Pedro Barba. Este ultimo, que llaman el pueblo de los ricos, solo se habita esporádicamente, en verano generalmente. O sea, casi nunca hay nadie y no tiene ni un triste bar. Dicen mis hijos que es muy guapo.
Y por lo visto el único sitio donde hay alguna árbol.
Si sales a patear por ahi o en bici tienes que llevarte agua y algo para la cabeza por lo menos para no coger una insolación.
El pueblo tiene una pinta estupenda, pero alquilar allí es quedar aislado. Todo depende de la gana de soledad que tenga uno y como tampoco hay tienda, ni na, habría que llevarselo todo.
Los primeros habitantes que llegaron a la isla fue sobre 1.880, siete familias que recalaron alli para trabajar en un negocio de salazón de pescado que puso una familia. A los dos años la cerraron pero quedaron alli algunos.
El primer nacimiento se produjo en 1.889 el uno de enero. Hasta ahora.
Se les llama gracioseros, pero como en todas las islas canarias tienen nombrete y según un lugareño es italianos.
Dicen que porque visten de azul, pero no me quedo muy claro.
A los de Lanzarote los llaman conejeros.
Hablando de conejos, en la isla por lo visto hay, asi como perdices. Me choco dada la poca vegetacion del lugar.
Por lo visto hay muchas aves marinas y es zona protegida.
Playas y playas, pero yo solo vi las del pueblo. Eso si me puse morada de beber vinos. La gente muy agradable.
Mis hijos no habian pescado en su vida, pero se pusieron al habla con Manolo, uno de allí, y les dijo que lo mismo daba que pescarían igual.
El caso es que el tal Manolo solia llevar turistas a pescar pero de seis en seis y ellos solo eran dos y tenian que pagar como si fueran seis.
Como mis hijos son muy economicos dijeron que ni hablar.
_- Sale muy caro, ni locos.
- Yo os convido.
- Ni hablar aunque nos convides es una locura.
- Pensarlo bien es una oportunidad que no creo se os vuelva a dar otra vez en la vida.
Al final los convenci. Creo que el tal Manolo y su ayudante se rieron mucho de ellos con su inexperiencia.
Nada mas empezar pescaron este pez.
Aquí se pesca de todo, viejas, samas, abades meros, atunidos de todas clases, este de la foto me parece que es el que llaman gallo, que como veis no se parece nada al nuestro.
Nos dio a todos una pena horrible marchar, estuvimos una semana, pero nos hubiéramos quedado tres meses mas por lo menos, pero como todo llego el final.
La vuelta en el barquito fue muy movida, o sea ni sacar fotos, ni admirar paisaje, ni nada, agarrada al asiento para no caerme.
Lo bueno es que el trayecto solo dura una media hora o poco mas, pero me parecieron tres.
Adiós a La Graciosa ¿volvere alguna vez?
Me gustaría.